El Cáncer de la Envidia
Bloqueando la Envida
EL Diablo de la Envidia
Por David Cox
© 2019
Escuela Dominical Serie 2, Número 11
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Pro 14:30 Mas la envidia es carcoma de los huesos. 27:4 Cruel es la ira,
e impetuoso el furor; Mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?
La envidia es fijarse y anhelar las bendiciones de otros en lugar valorar tus propias bendiciones, esto te hace sentir y actuar mal. El bienestar de otras personas te molesta sobre todo sí no lo tienes tú, deseas y a veces hasta haces el mal a esas personas para quedarte con el objeto de tu envidia; es un problema que hay que arrancar desde la raíz y para eso tienes que conocer las causas. Tienes envidia porque no aceptas lo que eres, cómo Dios te ha ubicado en la vida. No tienes contentamiento.
Existen diferencias entre las personas. Una muchacha es muy guapa y otra es muy “común y corriente.” Un muchacho es muy deportista y otro no. ¿Por qué es así? ¿Por qué yo no soy más (______________)? ¿Por qué yo no tengo (x cosa)? O ¿Por qué mis padres o mi familia no es ______________?
Todas estas preguntas reflejan tu situación en la vida que Dios te ha dado. Si no eres salvo, y no confías en Jesucristo para salvarte de tus pecados, nada va a tener sentido. Pero si confías en Cristo, lo puedes puede entender. Estamos en la tierra por la única razón de darle a Dios toda la gloria.
Juan 9:2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? 3 Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
El punto aquí es que Dios manda, según su voluntad e infinita sabiduría diferentes circunstancias, pero todas son para darle gloria a ÉL; es decir, da riquezas a una familia, y pobrezas a otra según como ÉL quiere.
El hijo del rico lo tiene todo, pero aun así sigue con problemas. El hijo del pobre, sufre de muchas carencias, y tiene otros tipos de problemas. Pero en todos los casos Dios quiere que lo busquen a Él para resolver sus problemas.
Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Andar en la voluntad de Dios es confiar en que cualquier cosa que te pasa, Dios te está cuidando y tal situación te va a ayudar para tu eternidad. Tal vez en el momento no te sientas tan bien pero aun así debes tener fe; la salvación es la confianza total de que Dios sabe mas que tú, y que aun cuando las cosas no te salen “tan bien” según tu estima, confías en que Dios hace lo mejor para tí. Es decir que aceptas lo que Dios te da con sumisión y agradecimiento.
Ecl 4:4 He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
Si alguien se esfuerza en lograr algo, esto no debería ser causa para que otros busquen su mal. Rom 14:4
¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. 2Cor 10:12 Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos. (Juicioso es que entienden, tienen sabiduría.) Cada persona va a dar cuenta de su vida, lo que recibió de Dios, y lo que hizo con ello. Quien reciba más va a tener que demostrar que hizo más.
Prohibición de la envidia. Vamos a distinguir aquí. Cuando uno ve un buen cristiano, que anda fielmente, con devoción a Dios; y uno desea de corazón lo mismo, no es envidia, sino seguir el buen ejemplo de otros. Vemos a Jesús y su relación con Dios el Padre, y no es envidia el desear imitarlo.
La envidia que es pecado toma dos formas: (1) deseamos lo malo o lo que los malos tienen. (2) deseamos lo ajeno en lugar de trabajar y luchar por lo nuestro bien.
Pr 23:17 No tenga tu corazón envidia de los pecadores, Antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo;
Tit 3:3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. El inconverso es una persona difícil de tratar, y aun a él, vivir consigo mismo es casi imposible. La pregunta que te debes hacer es: ¿Por qué no puedo encontrar contentamiento, bendición y bienaventuranza (felicidad)?
La respuesta es: no confías en Jesús como tu Salvador o no obedeces lo que Dios te manda. 1Cor 3:3
porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Carnal es: que todavía peleas contra de Dios, en lugar de con Dios. Tienes envidia porque no te enfocas en lo correcto.
Venciendo la Envidia. ¿Cómo vencemos la envidia? 1Co 13:4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; El primer punto es entender que Dios es amor, y Dios quiere que sus hijos vivan saturados de este buen amor, que deseen lo bueno para otros y no lo malo. Si deseas lo mejor de la vida para otras personas, ya estás adelantado en el camino de no tener envidia. Ex 20:17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni «cosa alguna» de tu prójimo. Uno de los diez mandamientos lo pone en énfasis. Nota también que el jactarse y envanecerse de uno mismo y lo que tiene, causa la envidia en otros.
La envidia en tu corazón echa a perder tu relación con Dios Stg 3:14-15. Donde hay envidia, habrá también perversidad y perturbación (Stg 3:16). Rom 12:21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. Sal 37:1 No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. 7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades.
Si quieres algo en esta vida, debes obedecer a Dios y luego pedirle por tal cosa. Sufrimos sin las cosas porque no pedimos a Dios con la fe en que Dios es poderoso para darnos lo que nos falta Stg 4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
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